El anillo de acero. Alemania y Austria-Hungría durante la Primera Guerra Mundial – Alexander Watson | Tapa blanda, Desperta Ferro, 760 pgs.
La Gran Guerra ha cautivado la imaginación colectiva de Europa durante el siglo XX y lo que llevamos del XXI. La escala de destrucción que los europeos vivieron, inédita hasta la fecha, marcó con cicatrices físicas y psicológicas a varias generaciones, y sus secuelas no se han olvidado. Modificó el mapa de Europa para siempre, contempló la muerte de viejas dinastías imperiales y el nacimiento de un mundo que acabaría por volver a chocar en la Segunda Guerra Mundial.
De un conflicto tan importante tenemos numerosos (y buenos) estudios, pero pocos lo han examinado desde la perspectiva de las Potencias Centrales. Esto es justo lo que propone Alexander Watson en El anillo de acero, obra que publica en español Desperta Ferro.
El autor recorre la Primera Guerra Mundial en orden cronológico y, aunque es Historia Militar, su intención no es meramente la de narrar las operaciones bélicas. El verdadero objetivo de El anillo de acero es entender la conflagración a través de tres hilos que desarrolla a lo largo del libro, que se hilvanan de forma natural y forman un fascinante tejido de fondo.
El primero de ellos busca comprender cómo Alemania y Austria-Hungría obtuvieron el consentimiento popular para ir a la guerra y mantenerse en ella durante cuatro años. Algo esencial, especialmente por las terribles condiciones que llegaron a experimentar tanto soldados como civiles. Watson analiza las jugadas de los líderes de ambos estados para convencer a sus súbditos de la necesidad de la guerra y los métodos de propaganda para que resistieran hasta el final. Porque el conflicto, como argumenta el autor, fue de consenso popular.
La escalada de la violencia y los métodos para vencer al rival (como el bloqueo británico) conforme avanzó la guerra, según Watson, contribuyeron a una radicalización y expansión de los objetivos de guerra de las Potencias Centrales. Este es el segundo punto que explora el libro, de suma importancia porque llevó a romper el sobredicho consenso, con el consiguiente derrumbe político de las Potencias Centrales.
Finalmente, Alexander Watson explora la fragmentación de las sociedades centroeuropeas conforme avanzó el conflicto. Viejas y nuevas rencillas que, junto al hambre y unas condiciones de vida terribles, potenciaron odios entre las distintas etnias de la Europa central y oriental.
Vemos estos hilos entrelazándose en cada capítulo, cogiendo forma y dando sentido al objetivo del autor en El anillo de acero. Mientras examina los planes bélicos para que la guerra acabase pronto, explica la forma en la que los dirigentes políticos y militares germanos y austrohúngaros maniobraron para no parecer los agresores frente a su población.
Aunque el libro parece arrancar cargando toda la responsabilidad del inicio del conflicto sobre Austria-Hungría, conforme avanzamos Watson ofrece múltiples motivos, tanto internos como externos, que llevaron a los austrohúngaros a estar convencidos de que si no entraban en guerra en 1914 su imperio correría un peligro mortal.
Esta tónica se repite durante toda la obra. El autor rompe mitos largamente asentados que sirvieron para limpiar la imagen de los Aliados y justificar las durísimas condiciones del armisticio. No por ello descarga de toda culpa a las Potencias Centrales en la declaración de la guerra, ni en otros aspectos del conflicto.
El anillo de acero es un estudio profundo de las causas de la Gran Guerra, de cómo las Potencias Centrales trazaron sus planes para la victoria y por qué fracasaron, y es así con todos y cada uno de los elementos que Watson examina. Ya nos hable de matanzas de civiles, planes de repoblación, la guerra submarina o el éxito o fracaso de operaciones militares, siempre trata de explorar las razones que los causaron, con ánimo de comprender, no de justificar, a quienes tomaron las decisiones y protagonizaron los hechos.
La obra es del todo accesible. La escritura de Watson, así como la traducción de Javier Romero Muñoz, es transparente. Ha volcado en estas páginas años de estudio bibliográfico y un minucioso trabajo de archivo de manera sencilla con la intención de llegar al mayor público posible.
El anillo de acero es una obra indispensable para todo interesado en la Primera Guerra Mundial, tanto para quien lleve a sus espaldas unas pocas lecturas como investigadores. Alexander Watson ha escrito un libro de obligada lectura, que arroja luz sobre las fascinantes y terribles fuerzas que llevaron a Europa al abismo de las trincheras.
✠ En portada: Hindenburg, Guillermo II y Ludendorff
Alexander Watson es profesor de Historia en Goldsmith, Unviersty of London. Ha centrado su carrera investigadora en los conflictos de principios del siglo XX en Europa central y oriental, profundizando en temáticas sociales, culturales y militares, así como el surgimiento de las conciencias nacionales y las limpiezas étnicas.