En el anterior artículo hemos repasado cómo las fuentes usadas para sustentar algunos de los mayores falseamientos sobre Tartessos no cuadran. Esto no quiere decir que las fuentes sean malas o el registro arquelógico escaso (de hecho, cada año hay más material para investigar). El problema es que no han sido pocos los que han alterado las fuentes para que el resultado fuera el que buscaban de antemano, y la Historia se hace justo al revés.
El mayor problema que representa esto es que algunos de estos falseamientos han calado entre el gran público, y para algunos resulta una absoluta sorpresa descubrir que el tesoro del Carambolo (que encabeza este artículo) es fenicio. Por lo tanto a veces se hace complicado comunicar el Tartessos que conocemos del registro arqueológico y dejar de lado aquel gran imperio o ciudad de ciudades. Pero durante los últimos 60 años se ha hecho y se ha conseguido construir una posibilidad verosímil. Y sí, se basa en interpretaciones del registro de que disponemos, pero siempre con honestidad.
Tartessos y fenicios y, ¿algo más?
El Tartessos verosímil está enormemente ligado a la colonización fenicia, por esto es imperativo conocer someramente la presencia de los fenicios de Tiro1 en la Península Ibérica, a la que vamos a ir relacionando con los pueblos tartesios.
Según el mito, Gadir, primera ciudad de Occidente, fue fundada por tirios 80 años tras la guerra de Troya, es decir, en el 1104 a.C. No tan lejos, como se pensaba hace unos pocos años, de un registro arqueológico que muestra una intensa colonización fenicia en el siglo IX a.C. e incluso en el X2 Esto en sí mismo no quiere decir que ya hubiese un tejido urbano fenicio bien definido en el siglo IX a.C., o que esta presencia necesariamente indique que debieron asentarse puestos comerciales permanentes con anterioridad, pero sí que había contacto fenicio con los pueblos de la zona. Es un tema abierto y en constante discusión por diferentes investigadores3, y del que probablemente sigamos sabiendo más conforme pasen los años.
Al mismo tiempo, en el interior fue aumentando la cantidad de asentamientos en valles, especialmente en torno al golfo tartésico. En este contexto, y en torno a la cronología antes expuesta, se han encontrado objetos orientales en diferentes yacimientos de la costa Mediterránea y del golfo que nos interesan. La antigüedad de estos objetos no indica cuándo llegaron (ejemplo de esto puede ser el cilindro-sello de Vélez-Málaga4, quizás del siglo XIII a.C. pero que podría haber llegado entre los siglos VI y V), pero sí aportan muchos datos sobre grupos fenicios asentándose y comerciando.
Los asentamientos indígenas funcionaron de intermediarios entre los fenicios y los extractores de recursos, asentados en los sistemas montañosos donde había vetas de minerales. Esta situación es mucho más evidente en el IX a.C., cuando el comercio con los fenicios probablemente ya es constante y están en fase de crear colonias que, por no pillarnos los dedos, terminaron de configurarse en el VIII a.C.
En este tiempo no existe rastro alguno en las costas o el interior de una gran ciudad tartesia, ni mucho menos hay noticias de haber ningún tipo de estado. Sólo poblados poco desarrollados y asentamientos fortificados en zonas de serranías, de hecho, buena parte de los asentamientos más conocidos se han atribuido a los fenicios (Gadir, Spal, El Carambolo…).
La idea más sustentada en la arqueología ahora mismo es que lo que conocemos como Tartessos, ese mundo del que hablaron los griegos, fueron unos pueblos orientalizados por influencia fenicia. La colonización fue intensa y extensa, y alteró las relaciones socioeconómicas de la zona, además de la cultura material. Esto no quiere decir que la población indígena antes no tuviesen una sociedad desarrollada. De hecho, algunos ya apuntan a que parte de la cultura material tartesia pre-colonización (antes del siglo IX) esté relacionada con una colonización micénica anterior (siglos XIII y XII) por la costa andaluza y el valle del Guadalquivir, con un papel importante de Chipre, Eubea y Cerdeña5.
Etapa de esplendor y nacimiento de los mitos
Lo que cada vez está más claro es que estos pueblos se fueron orientalizando desde la llegada de los fenicios, y se produjo lo que conocemos como periodo orientalizante. No es el mejor término, ya que se refiere realmente a la orientalización de Grecia, también por influencia fenicia, pero es bastante bueno para entendernos. Estos pueblos adquirieron diferentes rasgos, probablemente en diferente espacio y tiempo, y llegaron a desarrollar la escritura aunque, como dijimos en el anterior artículo, es más propia de zonas del Algarve y el Alentejo portugués.
Conforme pasaron estos siglos, la presencia fenicia aumentó y ocurrió lo mismo con los asentamientos costeros y ribereños. Y todos se enriquecieron. Aparecieron cerámicas con claras muestras de transculturaciones, ganando esta calidad y adquiriendo rasgos orientales. También surgieron asentamientos dedicados en exclusiva a la extracción de minerales y zonas importantes de intercambio, como Spal (Sevilla) y centros de culto como El Carambolo6.
Se expandió el gusto por el lujo, especialmente entre los reyezuelos de las serranías. Estos pueblos tuvieron un desarrollo diferente a los anteriores, mantuvieron sus estructuras fortificadas y buscaron controlar las rutas y las vetas y atesorar objetos preciosos llegados de Oriente. El lujo se convirtió en la fuente del poder y se adquiría gracias a la venta de minerales a los fenicios a través de los pueblos orientalizados.
En este contexto, quizás uno de estos reyezuelos consiguió dominar varios asentamientos, vetas y rutas y hacerse especialmente rico, llamándose Argantonio, «el hombre de la plata». Explicaría por qué este nombre es indoeuropeo, y la posibilidad de que surgiera un tipo de pequeño reino. El hecho de que según el mito viviese más de 100 años se explicaría a través de una dinastía que durase ese periodo de tiempo. De aquí nace la asimilación de Tartessos con un gran rey.

Mientras tanto, la verdadera autoridad en la zona era Gadir, que fue dependiente de Tiro hasta el siglo VII a.C., cuando la metrópolis sufrió una invasión de Asiria y los lazos se rompieron. Hay estudios que apoyan con fuerza la creación de una liga de colonias y ciudades fenicias cuya prima inter pares sería Gadir. A esta organización se la ha llamado Círculo del Estrecho o de Gadir, una teoría que acuñó Miguel Tarradell y que ha sido defendida por diferentes investigadores. Ahora es cuando el comercio en esta zona adquiere su máximo esplendor y es cuando Coleo de Samos viaja a este lugar y vuelve a Grecia con grandes riquezas. Es decir, es cuando nace el Tartessos literario como un lugar que nada en plata.
Todo esto sirve de explicación verosímil a lo que ocurre en esta zona de Andalucía. Pero, ¿cómo podemos explicar lo orientalizante en Extremadura y Portugal? Con la llegada de los fenicios hasta el río Mondego7, algo largo tiempo conocido, y el desarrollo de un proceso parecido al tartesio.
¿Desaparición de Tartessos, declive o bonanza?
Un siglo después (siglos V-IV) la riqueza de la zona decayó, o eso se pensaba hasta hace poco. Sin embargo lo más razonable, tal y como se están desarrollando las investigaciones, sea decir que la economía de la zona sufrió un cambio importante, no necesariamente a peor. No obstabtem las teorías de la gran ciudad o el imperio, de los que no hay rastro, nos hablan de una desaparición hasta los cimientos.
No existen evidencias de grandes guerras ni registro alguno de ellas hasta la llegada de Aníbal Barca, así como tampoco sabemos nada de desastres naturales. La realidad suele ser más comprensible y natural: sí sabemos que la creciente competencia griega en el Mediterráneo probablemente sentó bastante mal a estas colonias fenicias, y puede que los métodos de extracción de mineral comenzaran a ser insuficientes (en estos momentos la extracción era muy superficial), creando un conjunto de factores que empobrecieron el comercio.
Como respuesta a esta situación las poblaciones de las que venimos hablando comenzaron la búsqueda de otras salidas económicas orientadas a la pesca del atún, las colonias de salazón y las explotaciones agrícolas. De hecho, los datos que arrojan la arqueología son de auge poblacional y enriquecimiento económico8. Un panorama bien distinto a ese fin abrupto de Tartessos, más relacionado con la fábula que con la realidad.
La zona, a pesar de esa mejoría económica, dejó de tener relevancia en el Mediterráneo hasta la gran campaña de Aníbal Barca y la llegada de Roma, cuando volvemos a saber de los turdetanos. Estos turdetanos, enmarcados dentro de la cultura de los pueblos íberos9, vivían en los mismos lugares atribuidos a los tartesios y tenían un urbanismo y expresiones artísticas más desarrollados, en especial la escultura. Resulta lógico pensar que, en lugar de una abrupta desaparición, la misma gente siguiera viviendo en el mismo sitio.
Después de hacer este recorrido puede que algunos lectores se sientan un tanto decepcionados por no saber exactamente qué fue Tartessos. El objetivo no era tanto exponer lo que sabemos sobre estos pueblos sino descartar mitos infundados y explicar el proceso orientalizan a grandes rasgos. Este artículo lo escribí en 2014 y, cinco años después, he tenido que añadir, completar y matizar una cantidad de información importante. No pretende ser esta una «edición definitiva» ni por asomo completa respecto al panorama investigador actual de la cuestión. Sí una breve aproximación que me veré obligado, encantado de ello, de volver a actualizar pasados unos años, de hecho, las exavaciones en el Turuleño (Extremadura) seguramente den mucho que hablar.
No me gustaría terminar el artículo sin dejar una cita fantástica que resume a la perfección hacia dónde va la investigación sobre Tartessos.
…del concepto de Tarteso, que a mi entender podría definirse como una zona geográfica citada por los griegos cuando este territorio ya se había configurado con elementos indígenas y colonizadores, fundamentalmente fenicios: solo entonces podemos hablar con propiedad de los tartesios, gentes que vivían en ese territorio independientemente de su origen, cultura o estatus social (CELESTINO, S. en ÁLVAREZ MARTÍ-AGUILAR, M.: Indígenas y fenicios, Andalucía en la Historia, Nº 51, 2016.)
Bibliografía
–ÁLVAREZ MARTÍ-AGUILAR, M.: Fenicios en Tartessos: Nuevas perspectivas, Archaeopress, 2011.
–ÁLVAREZ MARTÍ-AGUILAR, M.: Indígenas y fenicios, Andalucía en la Historia, Nº 51, 2016.
–BENDALA GALÁN, M.: «La génesis de Tarteso», Andalucía en la Historia, Nº 51, 2016.
–ESCACENA, J.L.: «Cantos de Sirena. La precolonización fenicia de Tartessos», en CELESTINO, N., RAFEL, N y ARMADA, X.L.: Contacto cultural entreel Mediterráneo y el Atlántico(siglos XII-VIIIane), CSIC, 2008.
–ESCACENA, J.L.: «El espejismo tartséico», en CAMPOS, J.M. & ALVAR, J. (Eds): Tarteso. El emporio del metal. Actas del I Congreso Internacional, Almuzara, 2013.
–FERRER ALBELDA, E.: «¿Ciudad?, ¿imperio?, ¿cultura?», Andalucía en la Historia, Nº 51, 2016.
–GARCÍA ALFONSO, E.: «El cilindro-sello de Vélez-Málaga», Madrider Mitteilungen, Nº 39, 1998.
–PELLICER CATALÁN, M.: La colonización fenicia de Portugal, Spal, Nº 9, 1998.
–TEJERA GASPAR, A.: «La civilización tartesia», Andalucía en la Historia, Nº 51, 2016.
Notas
- Manuel Álvarez Martí-Aguilar en los últimos años ha incidido en la necesidad de estudiar lo fenicio desde una perspectiva más heterogénea. Partiendo de la base de que lo fenicio no es homogéneo, no todos los pueblos colonizadores que llegaron del ámbito sirio-palestino eran iguales y, por tanto, influyeron en la población local de diferente manera. Del mismo modo, se investiga la llegada de colonizadores de otros lugares como Chipre o Cerdeña. Un ejemplo de la búsqueda de estas nuevas perspectivas lo podemos encontrar en ÁLVAREZ MARTÍ-AGUILAR, M.: Fenicios en Tartessos: Nuevas perspectivas, Archaeopress, 2011.
- . En los últimos años la fecha se ha acercado más a esa fundación míticade Gadir gracias a los datos aportados por diferentes exacavaciones en la costa atlántica andaluza, en BENDALA GALÁN, M.: «La génesis de Tarteso», Andalucía en la Historia, Nº 51, 2016.
- Por ejemplo, María Eugenia Aubert y José Luís Escacena sostienen posiciones contrarias respecto a este tema. Más en ESCACENA, J.L.: «Cantos de Sirena. La precolonización fenicia de Tartessos», en CELESTINO, N., RAFEL, N y ARMADA, X.L.: Contacto cultural entreel Mediterráneo y el Atlántico(siglos XII-VIIIane), CSIC, 2008.
- GARCÍA ALFONSO, E.: «El cilindro-sello de Vélez-Málaga», Madrider Mitteilungen, 39, 1998.
- BENDALA GALÁN, M.: «La génesis de Tarteso», Andalucía en la Historia, Nº 51, 2016.
- ESCACENA J.L.: «El Carambolo y la construcción de la arqueología tartésica», en El Carambolo. 50 años de un tesoro, Universidad de Sevilla, 2010.
- PELLICER CATALÁN, M.: La colonización fenicia de Portugal, Spal, Nº 9, 1998.
- FERRER ALBELDA, E.: «¿Ciudad?, ¿imperio?, ¿cultura?», Andalucía en la Historia, Nº 51, 2016.
- ESCACENA, J.L.: «El espejismo tartséico», en CAMPOS, J.M. & ALVAR, J. (Eds): Tarteso. El emporio del metal. Actas del I Congreso Internacional, Almuzara, 2013.
Sr. Bermúdez:
Usted afirma rotundamente: «En este tiempo no existe rastro alguno en las costas o el interior de una gran ciudad tartesia, ni mucho menos hay noticias de haber ningún tipo de estado. Sólo poblados muy poco desarrollados, con urbanismo muy pobre y asentamientos fortificados en zonas de serranías.»
Con todos mis respestos: lo correcto sería decir algo así como: «según el registro arqueológico, aún no tenemos evidencias de la existencia de una gran ciudad tartesia ni en las costas ni en el interior, ni se conoce noticia antigua de que haya existido algún tipo de estado, etc…»
Ahora mismo se está excavando un asentamiento en el Turuñuelo que según parece va arrojar nuevos importantes datos y que podría ser el mayor asentamiento (considerado tartésico) hallado hasta la fecha. Cuando se terminen las excavaciones, que seguro será dentro de como mínimo una década, quizás ya no se pueda seguir sosteniendo lo anterior.
Otra cosa: las estelas de guerrero no tienen absolutamente nada que ver con la cultura de los celtíberos. De hecho, no existen en territorio celtíbero propiamente dicho (salvo alguna remota excepción, muy periférica del núcleo central del Suroeste, que es la verdadera cuna de estas estelas pre-tartésicas en Iberia.
Usted dice: «La gran ciudad era Gadir, fenicia.»
¿Se ha logrado ya determinar científcamente el tamaño que tenía la Gadira fenicia en el siglo IX AC, justo cuando debería haberse recien fundado? Hasta donde tengo conocimiento (y creo haber leído los más importantes estudios al respecto) nadie conoce aún la extensión real que debió tener la Gadir fenicia en esa fecha tan temprana, en sus inicios mismos, pero seguramente sería pequeña. Hablar de una «gran ciudad fenicia» en una fecha tan temprana, parece algo inapropiadoo.
Dice usted también: «En este contexto, quizás uno de estos reyezuelos consiguió dominar varios asentamientos, vetas y rutas y hacerse especialmente rico, llamándose Argantonio […] El hecho de que según el mito viviese más de 100 años se explica a través de una dinastía que durase ese periodo de tiempo. De aquí nace la asimilación de Tartessos con un gran rey.»
Sin duda alguna otra interesante propuesta que podría ser tan válida como la defendida por muchos otros autores de que Tartessos fue un importante reino del suroeste de Iberia (tal como se infiere de antiguas fuentes), y que este reino sería principalmente indígena, pero con importante influencia «orientalizante», más propiamente dicho, fenicia.
El mismo hecho de que se acepte como más probable que los muchos años de Argantonio sean en realidad una referencia a una dinastía de varios reyes en Tartessos, una dinastía que duraría más de un siglo, es -precisamente- un importante argumento a favor de la existencia de un reino, por muy pequeño e insignificante que este pudiera ser tal reino para ciertos autores (principalmente de la Univsersidad de Sevilla).
Por lo general los reinos duran mucho tiempo, mucho más que la vida de una sola persona, y si hacia el 670 AC se considera que pudo haber nacido Argantonio, el último rey de una dinastía que podría tener como mínimo unos 120 años de antigüedad, eso significa que hacia el 760 AC (restando unos razonables treinta años para los comienzos del reinado del Argantonio histórico) pudo haber comenzado la dinastía o linaje de reyes que culminó en Argantonio. Pero ello no implica que fuera la primera dinastía de reyes de Tartessos. Podría simplemente haber sido la última dinastía, la del linaje de Argantonio, o sea, la dinastía de los Argantónidas. Del mismo modo que en Egipto hubo dinastías, como la de los Ramésidas, pero antes otras dinastías con otros linajes de reyes.
De todos modos, asumiendo que solo hubiera existido una dinastía, la de Argantonio, sus orígenes nos situarían en los comienzos del siglo VIII AC. Poco tiempo después de los primeros asentamientos fenicios, según los datos de la arqueología actual. Aunque sin olvidar que Heródoto habla de 150 años, y otros autores suman hasta tres centurias para lo que a todas luces sería una dinastía de Argantónidas. Si estas cifras fueran ciertas, la dinastía podría remontarse hasta los siglos IX y X AC, y ello haría muy improbable, por no decir casi imposible, que se tratara de una dinastía o reino nacida de una «influencia fenicia» que apenas comenzaba.
En cualquier caso, confiamos en que la arqueología nos ayude en el futuro a confirmar o descartar hipótesis, porque de momento, con lo que tenemos, poco más puede decirse más allá de lo meramente especulativo.
Un cordial saludo,
Georgeos
Comprendo lo que me señala, aunque no es la idea de este espacio, ni mucho menos de unos artículos tan cortos, exponer un tema científico con fuentes propias. No somos una revista científica, pero somos rigurosos y sencillos: damos por entendido que, según el registro arqueológico actual, no hay grandes ciudades tartesias en la costa… Y en la bibliografía dejamos estudios que respaldan eso.
Respecto a lo de Argantonio, la idea tampoco es defender que esa fue la realidad, si no que es una posibilidad. Simplemente exponer una respuesta verosímil a la fantasiosa idea de un gran rey que vivió 100 años.
Precisamente al final advierto que es un tema con constantes novedades, y ya han pasado dos años desde que se publicó este artículo. Por suerte, conoceremos mucho más durante los próximos años y podremos confirmar, matizar y desmentir algunas de las teorías, siempre científicas, que existen.
Gracias por sus comentarios.
Estimado Álvaro,
Precisamente porque no se trata de una revista científica, agradecería enormentente, una argumentación más precisa que permita, en detalle, citas y datos objetivables, la argumentación de su hipótesis semítica, ya que los datos que he consultado la refutan completamente.
Muchas gracias y un cordial saludo,
Carmen
No soy historiador, pero me parece genial cuestionar lo que sabemos de tiempos pasados. ¿Para cuando un Time Team, como el que crearon los británicos, en este país?. La única forma de saber la verdad es invertir en Arqueología. Cerca de Bolonia (Cádiz) parece haber restos íberos. En fín, a ver si agujereamos esta península de una puta vez.
Hay poco dinero y poca intención de poner más. Esperemos que mejor pronto la situación económica del país y las cosas se aceleren un poco. De todos modos siempre es un proceso delicado y largo. A los del Turuñuelo les queda, según ellos, 10 años de excavaciones. Y a eso súmale más años de investigadores escribiendo diferentes tesis e incluso paradigmas completamente nuevos.
Gracias por tu comentario.