El retorno de un rey. Desastre británico en Afganistán 1839-1842 – William Dalrymple | Tapa blanda, Desperta Ferro, 560 pgs.
El 6 de enero de 1842, pasadas las nueve de la mañana, los abatidos británicos emprendieron la retirada de Kabul rumbo a Jalalabad. Comenzaba así el fin de la corta y turbulenta ocupación de Afganistán a manos del Imperio británico en el apogeo de su esplendor.
Es el capítulo final de una historia que nos narra, con su habitual excelencia, William Dalrymple en El retorno de un rey, publicada por Desperta Ferro. La obra, cuidadosamente editada en español, se adentra con detalle, como su subtítulo indica, en el desastre británico en Afganistán de 1839-1842.
Conforme el peligro de Napoleón perdió presencia en el tablero de las potencias europeas, la nueva paz a principios del siglo XIX no fue más que un compás de espera para la próxima conflagración. En ese momento Reino Unido tenía una posición privilegiada en Europa gracias a la victoria final sobre el corso, al dominio de los mares con su poderosa flota y una Compañía Británica de las Indias Orientales que cada vez dominaba más rutas comerciales. Sin embargo, el temor a Rusia crecía en Londres.
El autor se sirve de los primeros tres capítulos para exponer esta situación al lector y explicar cómo las luchas internas entre los Sadozai y los Barazkai afganos acabaron mezcladas en el comienzo de El Gran Juego entre Gran Bretaña y Rusia. Ya desde estas primeras páginas queda claro que Dalrymple navega en El retorno de un rey con facilidad entre la geopolítica, el espionaje y la historia militar.
Es algo a lo que el historiador escocés nos tiene acostumbrados (como en La anarquía y El último mogol); sabe cómo adaptarse narrativamente a las particularidades de cada tema. Unas páginas parecen sacadas de una novela de espías y otras de historia militar decimonónica, y la naturalidad y sencillez con las que conecta estas temáticas convierten cada página en una lectura fascinante.
Una vez que el contexto está, más que claro, meridiano, el resto de El retorno de un rey se centra en la campaña que llevó a Shah Shuja al trono de Kabul y los tres años hasta su caída. El autor analiza los diferentes problemas que surgieron entre los británicos y la población local así como la incapacidad, tanto de Shuja como de sus aliados occidentales, de mantener a sus rivales controlados.
Si en algo hace hincapié Dalrymple a lo largo de El retorno de un rey, es que la información que tenían los británicos sobre Afganistán era escasa y precaria. La preparación fue, tanto en asuntos de inteligencia como militares, insuficiente, algo que muchos soldados pagaron con sus vidas en 1842.
Afganistán, con su fama de “cementerio de gigantes”, ha sido una zona complicada de controlar para potencias extranjeras desde la Antigüedad. A principios del XIX estaba atomizada en tribus que ni siquiera los poderes locales pudieron controlar con firmeza y la orografía siempre ha sido una pesadilla para ejército regulares. Fueron dos factores que los británicos no consiguieron superar, especialmente porque los rusos agitaron el avispero apoyando a los enemigos de Shuja.
La ineptitud británica, no obstante, no se limitó al plano general de Afganistán. Cuando en 1841 estalló la rebelión afgana, tomó por sorpresa a los mandos británicos a pesar de que, como señala Dalrymple, era evidente que el descontento crecía cada mes. Para colmo, el nuevo Primer ministro, Robert Peel, decidió cortar la financiación a Afganistán, con lo que dos tribus dejaron de recibir los pagos acordados y decidieron rebelarse.
La narración que hace el autor los acontecimientos del 2 de noviembre en adelante es tan fascinante como angustiosa. Las calles de la bella Kabul pasaron de estar llenas de vida a teñidas de sangre, el caos reinó mientras William Elphinstone, general británico al cargo en el momento, reaccionó tarde y de manera confusa. Los soldados se vieron sobrepasados hasta que decidieron retirarse a Jalalabad, donde había más tropas, pero la huida se convirtió en una lenta aniquilación de soldados y civiles, y una de las mayores deshonras para las armas británicas.
William Dalrymple hace gala de un trabajo de archivo encomiable. La cantidad, la variedad y el trato que hace de las fuentes consultadas son un testimonio inequívoco de los años que ha dedicado a El retorno de un rey. La facilidad, como decíamos antes, con la que hila diferentes temas en su crónica es digna de elogio, así como la traducción que ha hecho Alba María Villar Gómez.
El retorno de un rey es una crónica maravillosa e inteligente sobre la primera guerra anglo-afgana. William Dalrymple hace un minucioso trabajo de documentación y una apasionante narrativa de los hechos, carga las tintas con agudeza contra los desmanes y errores de conquistadores y conquistados, y perfila interesantes reflexiones sobre la Afganistán actual y el fracaso estadounidense en la región. Es, en definitiva, una obra esencial para cualquier interesado en la materia.
Φ En portada: Última resistencia del 44° regimiento en Gandamak – William Bames Wollen
William Dalrymple es un historiador, historiador del arte y escritor escocés. Ha dedicado su carrera al estudio de la India, en concreto a la política, sociedad y cultura de la época mogola y sus relaciones con Gran Bretaña y la Compañía de las Indias Orientales. Además de una prolífica carrera en la historiografía y la literatura, con obras como El regreso de un rey, ha guionizado series de televisión e incluso ha editado el CD The Rough Guide of Sufi Music.