Los pilares de la crisis de la República romana

Desde el final de la I Guerra Púnica en Roma emergió un problema estructural de difícil solución, una ciudad-estado ponía las bases de un futuro imperio sin estar preparada para ello

Tras la paz de Lutacio en el 241 a.C. y unas discusiones diplomáticas que casi dejan KO a Cartago, Roma se encontró con una situación nueva a la que fue poniendo parches para ir adaptándose. En resumidas cuentas, la urbs era una ciudad-estado y estaba empezado a coger forma de algo más que eso. Nosotros sabemos que fueron las primeras bases para formar un imperio, pero ellos vivían en el presente y encontraron soluciones prácticas a problemas inmediatos.

¿Cómo empezó todo esto? Con el dominio de Roma de la Península Itálica y la primera victoria sobre Cartago, gracias a la que la República adquirió tintes de potencia mediterránea. De esto ya hemos dejado notas sueltas en nuestra serie sobre las Guerras Púnicas, y tiene que ver con el Ejército. Los hijos de Marte tenían un sistema de reclutamiento y guerra estacional, por lo que las tropas romanas nunca iban demasiado lejos. Pero tras la I Guerra Púnica los primeros cuarteles permanentes fueron necesarios.

Aquí ya detectamos un primer pilar de la crisis: el Ejército y su sistema de reclutamiento. Desde el 241 a.C. y hasta la caída de los emperadores, Roma necesitaba presencia militar permanente en diferentes puntos de su geografía. Esto se agravará tras la II Guerra Púnica y poco después de la III el problema era tan evidente que comenzaron a surgir la primeras ideas de reforma que llegaron con los hermanos Graco y más tarde con Cayo Mario, quien puso una de las primeras piedras de la legión romana que casi todos conocemos: una más profesional y con equipamiento pagado por el Estado.

Relieve campesinos romanos

El segundo pilar fue, en parte, consecuencia del primero. Muchos legionarios eran campesinos y el pacto con Roma era sencillo para ellos: durante una estación abandonaban sus campos a cambio de una reducida paga y el prestigio de servir en batalla, que no era poca cosa. El problema empezó cuando estos campesinos tuvieron que desatender sus tierras durante demasiado tiempo debido a campañas muy largas o campamentos permanentes como Córcega y Cerdeña, que no se pacificaron pronto.

Aquí se produjeron dos situaciones: la primera es el empobrecimiento de la propiedad debido a la ausencia del dueño cuyo destino era incierto, y la incertidumbre nunca es buena para ningún negocio. La segunda es la del soldado que está fuera de su hogar demasiado tiempo: se aleja de sus raíces, la guerra le marca, se le da bien y obtiene los mismos beneficios o mejores que cultivando la tierra. De las dos formas la productividad de los campos se podía resentir.

El tercer pilar de la crisis republicana es el del grano y los esclavos de la conquista. El estado comenzó a tener una cantidad enorme de grano, especialmente desde la II Guerra Púnica en adelante. Este grano era público y su abundancia puso su precio por los suelos dificultando todavía más la mermada situación del mediano y el pequeño campesino.

Gracias a la abundancia de grano entendemos mejor el segundo pilar, ya que no siempre iba a ser suficiente la ausencia del propietario en unas tierras para que estas se vinieran abajo económicamente. Con el tiempo sólo iba a ser rentable tener tierras a las grandes riquezas, que podían competir con el grano público gracias a la compra masiva de esclavos. Se extendieron los latifundios comprados a precio de saldo a unos propietarios empobrecidos y los trabajan los esclavos por una parte ridícula del total de la producción, un negocio redondo1.

El empobrecimiento de estos campesinos afectó al Ejército, donde empezó todo. En las legiones cada romano se pagaba su equipo y desempeñaba dentro del cuerpo un rol en función de su capacidad económica. De modo que con las pequeñas y medianas fortunas empobrecidas faltaban efectivos. El sistema romano se hizo daño donde más le dolía, en la soldadesca, cuya abundancia era el sello del Ejército2.

Cayo Mario, gran reformista y mejor persona
Cayo Mario, gran reformista y mejor persona

El problema de efectivos a lo largo de un siglo, sumado a la multiplicación de frentes por la puesta en marcha de la Roma Imperial, dio como resultado una situación complicada. Tanto que, como adelantábamos, Cayo Mario consiguió aprobar una reforma para solucionar el problema. El plan de Mario dio respuesta a algunos dilemas pero al mismo tiempo abrió la caja de los truenos.

Y este es el último pilar que surgió pero que también se venía dando desde que comenzó la crisis: el poder de los particulares. Los encargados del gobierno de provincias –aunque al principio no existían provincias como tales– eran promagistrados, es decir, personas que acudían «en lugar de» un magistrado para encargarse de algo concreto. Son los que conocemos como cónsules, pretores o ediles –había más–, y Roma exportó este modelo a provincias con el prefijo «pro-«.

Estos promagistrados, normalmente procónsules, estaban al mando de los ejércitos: durante un año tenían imperium, es decir, capacidad de decisión militar en el territorio que se les había asignado. Sólo respondían ante el Senado al volver tras cumplir su mandato. Durante ese tiempo actuaban como mejor creían, que muchas veces iba en función de lo que mejor les venía a sus bolsillos. El botín que dejaban las incursiones militares enriquecía a estos promagistrados y a sus soldados, y les permitía desarrollar enormes redes clientelares a su vuelta a Roma.

Pero a pesar de todo la lealtad de los legionarios estaba para con Roma y nadie más, ningún particular estaba nunca por encima del Senado en temas militares. Esto cambió con la reforma de Mario en el 107 a.C. Desde entonces se acabó con el problema de falta de efectivos dando un oficio militar a los campesinos empobrecidos, pero el reclutamiento recaía sobre los generales. Ahora sí, la lealtad de los soldados pasaba única y exclusivamente para con sus superiores, por eso más tarde veremos a César o Pompeyo con sus propios soldados, leales a ellos y a nadie más3.

Además, como consecuencia colateral de las ideas de los reformistas –que comenzaron los hermanos Graco y continuó Cayo Mario–, surgieron dos bandos: populares y optimates. Los primeros trataron de abrir el ejército a más gente –como Mario– y repartir tierras entre los más desfavorecidos para evitar un probable colapso en el sistema de reparto del grano público. Los optimates, por su parte, no querían repartir más trozos del pastel4. De manera simplificada, porque el debate es más complejo, surgieron dos bandos contrarios entre los magistrados y tenían el poder para ejercer la violencia. Las guerras civiles estaban servidas.

Otro pilar de la crisis que no conviene olvidar es el de los aliados de Roma, especialmente los itálicos. De hecho, en buena medida, la primera guerra civil se produjo por disputas acerca de las soluciones dadas a la guerra social (de socii, aliados en latín), en la que una parte de los vecinos y aliados de Roma se levantaron reclamando la ciudadanía romana. La extensión de la ciudadanía entre buena parte de los aliados itálicos generó tensiones en Roma de difícil solución, y sin embargo acabaron por formar una parte esencial de la identidad romana imperial. Los socii eran vitales para la República, y aunque no tuvieron una representación directa en las instituciones del SPQR, se convirtieron en una fuerza política a tener en cuenta: si el Ejército era esencial en la forma de hacer política en la etapa final de la República, una parte importante del mismo lo componían los socii itálicos.

El "estoy hasta los cojones de todos nosotros" de Cicerón
La primera Catilinaria de Cicerón – Maccari, 1880.

Y por todo esto se produjeron los capítulos más famosos de esta crisis: las guerras civiles. Porque el clientelismo, que ya existía en Roma, se había convertido en una política de Estado y militar, y no tardaron en sufrir sus terribles consecuencias.

Espero haber resumido de forma comprensible y sucinta cómo esta cadena de problemas, que se alimentaron unos a otros, llevó al borde del colapso al SPQR y acabó creando caudillos cuyo poder ascendió por encima del Senado. Es importante comprender esto desde el pasado y no desde nuestra visión porque, como decía al principio, que nos parezca obvio que este proceso desembocó en el Principado de Augusto no quiere decir que lo fuera. Todos vivimos en el presente, que es un entorno volátil, incierto, complejo y ambiguo (VUCA en inglés), y los romanos tardorrepublicanos también vivían en su propio presente VUCA. Roma era una ciudad-estado, con un mecanismo de ciudad-estado que acabó adquiriendo un cuerpo imperial para el que se fue adaptando día a día.

Bibliografía

–CICERÓN: La República, Alianza Editorial, 2014.

–LÓPEZ BARJA DE QUIORA, J & LOMAS SALMONTE, J: Historia de Roma, Akal, 2004.

–OSGOOD, J: Roma. La creación del Estado mundo, Desperta Ferro, 2019.

–PINA POLO, F: La crisis de la República (133 – 44 a.C.), Síntesis, 1999.

Notas

  1. Aunque esta visión no es errónea, las últimas investigaciones indican que la situación del pequeño y mediano campesino no era tan mala. El problema de reclutamiento, por tanto, sería un mezcla de un descenso de posibles reclutas (porque el latifundismo existió, solo que en menor medida de lo que se creía) y de una pérdida de presitigio de las legiones, enzarzadas en sangrientas luchas en Hispania contra lusitanos y celtíberos que proyectaron la idea de que la empresa militar podía no ser tan deseable como antes. De hecho, se cree que esta visión del empobrecimiento de pequeños y medianos campesiones se debe a una mala interpretación de la realidad de Tiberio Graco. Una aproximación actualizada a todo el proceso se puede encontrar en OSGOOD, J: Roma. La creación del Estado mundo, Desperta Ferro, 2019.
  2. Los impresionantes números de tropas del Ejército romano se debían, en gran medida, a los aliados itálicos, quienes fueron en no pocas ocasiones una fuente casi inagotable de reclutas
  3. Durante la primera guerra civil, la de Mario y Sila, ya se sentó el precedente del Ejército como fuerza política cuando Sila entró con sus tropas en Roma para oponerse a las disposiciones del Senado.
  4. Como recientemente ha señalado Josiah Osgood en Roma. La creación del Estado mundo, la realidad es más compleja. Ni los dos bandos eran unívocos ni era una guerra de buenos y malos. Algunos populares trataron de imponer su visión «en defensa del Pueblo» con métodos ilegales y violentos y los optimates a veces respondían en similares términos «en defensa del Senado».

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Graduado en Historia en Sevilla. Entré en esto para saber más de Grecia y Roma y acabé liándome con un tema de moriscos y rebeliones.

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3 respuestas a “Los pilares de la crisis de la República romana”

  1. Ignacio dice:

    Un artículo brillante, no todos los días se encuentra uno con un análisis tan fino de los efectos derivados de los cambios institucionales. Aunque me gustaría poner algún «pero» en algunos aspectos que no he visto reflejados:

    – La proletarización del ejército comienza a ser un hecho relevante durante la II Guerra Púnica, especialmente tras Cannas.
    – El papel de los Socii en las legiones como elemento de contrapoder en la época previa a la reforma de Mario.
    – El papel de las expropiaciones de tierras (principalmente en Campania, Apulia y la Magna Grecia) tras las II Guerra Púnica como hito en la creación de los latifundios que, como muy bien señalas, aceleró la «extinción» del ciudadano-propietario-soldado.

    • Álvaro Bermúdez dice:

      Querido Ignacio, gracias por tus amables palabras.

      La publicación no es perfecta ni lo pretendía. Es lo bueno de la historiografía, y de cualquier cosa que nos aporte conocimiento o valor artístico: que siempre se puede ir más allá. Especialmente en un artículo tan corto, que no pretende, tampoco, entrar en detalle.

      Lo bueno de la historiografía, también, es toparse con lectores que saben, que valoran, critican y agradecen. Es interesante de vez en cuando entablar este tipo de conversaciones. Creo que te resultará interesante saber que, a largo plazo, haremos una serie sobre esta época, donde daremos muchos más detalles.

      Gracias.

  2. Guillermo Vertedor dice:

    Que buen articulo y que precision para explicar y redondear conceptos. Gracias y saludos desde Argentina

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